lunes, 29 de abril de 2013

Carta a un músico


El ministerio de la alabanza es una parte muy importante dentro del desarrollo de la obra del
Señor, por medio de la alabanza la iglesia ofrece sacrificios a Dios y Él por su parte se manifiesta
con su presencia. No debemos alabarle por lo que Él va a hacer, sino por sus proezas, es decir,
por aquellas cosas que Él YA hizo y que no cambiarán. Para ejercer este ministerio de la mejor
manera debemos procurar ser siervos integrales: la espiritualidad y lo técnico deben ir unidos. Si
no nos revestimos del poder de Dios cuando vengan las dificultades tropezaremos con facilidad,
cuando tú tienes una comunión íntima y constante con Dios su poder y unción estarán en ti. No es
lo mismo cuando tomas un micrófono para cantar o un instrumento para interpretar si has tenido
intimidad con Dios. Las personas que están escuchando se conectarán con Dios si el ministro de
alabanza está revestido de su Santo Espíritu y las cadenas del mal tienen que ser destruidas; pero
si por el contrario no vivimos en santidad y nos conformamos a ser buenos músicos nada más, no
hay unción que pudra el yugo y los oyentes sólo presenciarán un agradable espectáculo musical.

A veces, pareciera que el ministerio de la alabanza fuera algo incomprendido por algunos, estamos
expuestos a las críticas en muchas ocasiones pero esto se debe a la importancia del rol que
desempeñamos. Estamos como se diría coloquialmente: “en el ojo del huracán”.

No debemos dejarnos mover por la modernidad, nuestra fé debe estar firme, nuestra vida en
santidad, nuestra comunión con Dios es algo que no puede envejecer sino que debemos ser
renovados día a día en el crecimiento espiritual, revestidos del glorioso poder de Dios. Somos
un canal que Dios usa para formar a aquellos que actualmente están empezando a trabajar en
la música y más que maestros de música debemos ser ministros que enseñen que éste es un
privilegio que debemos saber usar.

Cuando tú cantas o interpretas un instrumento, ¿qué quieres que ocurra?..... ¿quieres los aplausos
y la ovación de los oyentes, o quieres que Dios sea el que obre? Ahora bien empecemos a trabajar
con ánimo, sirvamos con temor y temblor, pues Grande y Todopoderoso es quien te ha hecho ser
un ministro de la alabanza.


Hna Marcela Chaparro Araque
Dir. Grupo de Alabanza
IPUC Juan Rey 2013

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